
El futuro de la energía por Carlos Gomes da Silva
En las próximas décadas el crecimiento económico mundial debe seguir su trayectoria ascendente, principalmente en los países en desarrollo, como resultado del crecimiento demográfico y de la mejora de las condiciones de vida. Como ejemplo, y según la Agencia Internacional de la Energía, existen actualmente 1,2 mil millones de personas sin acceso a la electricidad, con consecuencias directas en la calidad y en la esperanza de vida. De forma paralela, tenemos el deber como civilización de fomentar la transición a una economía con menor contenido de carbono y menor intensidad energética. ¿Cómo conciliar esta aparente contradicción entre el aumento de las necesidades de energía y la reducción de las emisiones de carbono? La competencia entre diferentes fuentes de energía y tecnologías, que debe ser protegida como bien común, ha permitido aumentar la eficiencia esencial para el éxito de dicha misión, contribuyendo a que las regiones en desarrollo puedan seguir un modelo más sostenible. Los nuevos patrones de consumo han fomentado la electrificación, lo que exige el recurso a fuentes renovables de energía para minimizar el impacto ambiental. Sin embargo, sin soluciones competitivas de almacenamiento, el gas natural es determinante para la seguridad de abastecimiento y para la reducción de la intensidad carbónica, debido a que sustituye al carbón. En la movilidad, la electrificación permitirá reducir en parte la demanda mundial de petróleo, mientras que otras soluciones tecnológicas, como el hidrógeno y los combustibles sintéticos, no constituyen aún una alternativa real. Hay que añadir la necesidad de mantener un abordaje holístico de la energía, promoviendo la competitividad por mérito en la perspectiva del ciclo integral de vida de las fuentes energéticas. Al observar solamente parte de la cadena de valor, tanto si es en la generación, en el consumo o en el marco regulador, no estamos contribuyendo a la construcción de un modelo de desarrollo sostenible que combine ambiente, prosperidad y cohesión social y territorial. En resumen, asistiremos a la progresiva materialización de estos cambios, extendidos por el mundo con diferentes matices e intensidades, y nos veremos sorprendidos por otros que no prevemos. El éxito como sociedad dependerá en gran medida de nuestra capacidad de adaptación permanente al cambio.
Carlos Gomes da Silva, CEO de Galp
in expresso 20.08.2018